martes, 28 de julio de 2009

Plantas chilenas servirían como terapia de reemplazo hormonal


Así lo revela un estudio desarrollado durante años por la Universidad de Chile y de Valparaíso y que podría ser una buena alternativa para aquellas mujeres que transitan por el climaterio y que no pueden o quieren someterse a una terapia hormonal.

SANTIAGO, julio 28.- El climaterio, también denominado perimenopausia, es definido como la época en que una mujer transita de la fertilidad a la infertilidad. Se trata de un período que se inicia generalmente en las mujeres a partir de los 40 años, las cuales frecuentemente son sometidas a terapias hormonales para paliar todos los cambios que se producen en el cuerpo femenino.

Sin embargo, en muchas ocasiones este tipo de terapias hormonales (liderados por estrógenos) han sido cuestionadas por el medio científico, ya que de acuerdo a algunos estudios estos tendrían algunos efectos nocivos en las mujeres, tales como fracturas de cadera, cáncer de mama y hasta un aumento de riesgo en infartos al miocardio.

Pero existe hoy una alternativa a este tipo de terapias hormonales y que se encuentra en tres plantas que crecen en Chile. Así lo confirma un proyecto desarrollado durante años en conjunto por la Universidad de Chile y de Valparaíso.

De acuerdo al proyecto anillo “Disociación de respuestas estrogénicas uterinas por fitoestrógenos con fines terapéuticos y de prevención de cáncer”, hay tres plantas oriundas de Chile que crecen tanto en el norte como en el sur del país que tendrían propiedades naturales que disminuirían la propensión al cáncer mamario y uterino y que incluso servirían como una terapia de reemplazo hormonal para mujeres que transita por el climaterio.
Así lo explica el doctor Andrei N. Tchernitchin, investigador principal del proyecto y académico del Programa de Fisiolopatología del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la U. de Chile: “Una de las plantas candidatas para ser patentada ayudaría a prevenir y, probablemente, tratar los miomas uterinos, haciendo de disminuyeran o dejaran de crecer”, dice sin adelantar aún cuáles son específicamente las plantas a las que se refiere.

Según explica, el fitoestrógeno de la segunda planta inhibiría la proliferación celular en el útero, reduciendo las posibilidades de que las mujeres desarrollen cáncer de endometrio, mientras que la tercera impediría el crecimiento de células cancerosas en mama.

“Estamos muy contentos porque apostábamos a que obtendríamos buenos resultados por lo menos en una planta chilena y lo interesante es que ya encontramos propiedades terapéuticas en tres, las cuales estamos patentando. En todo caso, seguimos analizando otros extractos”, añade el doctor Tchernitchin.


Avalado por el mundo

En todo caso el uso de fitoestrógenos – sustancias derivadas de las plantas - como terapia en reemplazo de la hormonal durante el climaterio es un tema que ya ha sido avalado en el mundo entero por muchas comunidades científicas.

Se sabe por el momento que en el mundo existen alrededor de unas 300 plantas que poseen actividad estrogénica. El primer informe que dio cuenta de la utilidad de los fitoestrógenos en el climaterio se dio en Alemania y ya comenzaron a recetarse medicamentos en base a estas plantas a principios de los años 80.

Con los años se comenzó a ver que efectivamente los fitoestrógenos ayudaban a disminuir los efectos que se dan en el climaterio que pueden ir desde un aumento de peso, cambios sicológicos hasta problemas cardiovasculares.

En consideración a que las plantas empleadas para el mencionado estudio se inscriben en los conocimientos propios de la medicina tradicional, el doctor Tchernitchin propone destinar hasta un 50% de los beneficios económicos netos provenientes de los royalty que produzcan estos hallazgos, protegidos por patente, a los pueblos originarios. El académico espera que estos beneficios permitan crear un fondo solidario que financie becas educativas o la compra de terrenos donde los descendientes de estos grupos puedan cultivar estas especies.


El futuro de las plantas chilenas

El doctor Tchernitchin, quien además es director Científico del Secretariado Ejecutivo del Consejo de Desarrollo Sustentable de Chile, propuso en la entidad asesora de la Presidencia de la República el co-derecho de propiedad intelectual de los pueblos originarios por su conocimiento de las capacidades medicinales de las plantas nativas. A raíz de ello, dijo, estos grupos deberían recibir beneficios por las patentes que se originen a partir de compuestos farmacéuticos presentes en dichas especies, proposición que fue aceptada por consenso en el organismo.
“Nuestra idea no es vender la patente, ya que si eso ocurre los royalty se irán al extranjero. Más bien esperamos asociarnos con una empresa que desee invertir en el proyecto, de manera que las ganancias queden en Chile y beneficien a su gente”, apunta.

El médico añade que la idea central del proyecto que lidera es bloquear las respuestas no deseadas y demostrar que la afinidad por las hormonas en cada célula varía de caso en caso.

“Hasta ahora hemos sugerido la existencia de al menos tres receptores diferentes pero sospechamos que hay más. Actualmente, estamos buscando cómo bloquearlos en forma selectiva al emplear compuestos presentes en diversas especies vegetales”, acota.

Finalmente, el doctor Tchernitchin adelantó que cuando apruebe la primera molécula para ser comercializada, la llamarán LEPBCT2010A, en homenaje al plan bicentenario.


Fotografía: Terra Networks Chile S.A

sábado, 25 de julio de 2009

Región Andina lucha por la salud indígena


La salud de los pueblos ancestrales de la Región Andina es la prioridad para los representantes de Venezuela, Colombia, Chile, Bolivia, Ecuador y México, que se reunieron , ayer, en Maracaibo para organizar el IX reunión de la Comisión Andina de Salud Intercultural.


Noly Fernández, viceministra de Salud Indígena de Venezuela, fungió como anfitriona de la actividad que se extenderá hasta mañana cuando las autoridades hagan un recorrido por los municipios Maracaibo, Mara y Páez para conocer el funcionamiento del programa Barrio Adentro en las comunidades indígenas de la población y cómo se han adecuado los servicios para atender a los nativos."La finalidad es intercambiar conocimientos y perfilar el cronograma de actividades que se desarrollarán en lo que resta de año en pro de mejorar las condiciones de nuestras poblaciones primitivas", dijo Fernández.


El coronel Juan Vivas, coordinador de Enfermedades Endémicas y nuevo coordinador de Barrio Adentro Zulia, dio la bienvenida a los visitantes que discutieron, entre otras cosas, el problema de la malnutrición y las diferencias culturales, la inmunización contra la hepatitis B, el adecuamiento de los servicios entre Colombia y Venezuela, y la salud de los afrodescendientes."Yo creo que la política de salud indígena aquí en el país ha sido fundamental para permitir el acceso a los servicios a las poblaciones aborígenes y el rescate de los conocimientos ancestrales de la poblaciones indígenas en salud", señaló Miguel Malo, representante de la Organización Panamericana de la Salud en Venezuela.


Una de las propuestas que se debatirá en estos días es la incorporación de la intercultura como cátedra en las facultades de medicina. Hebert Chacón, alcalde de Páez, indicó que es importante que los estudiantes que se formen como médicos también se preparen en la lengua indígena, porque es importante que un médico cuando vaya a trabajar en un área indígena conozca primeramente su lengua y creencias".


Fotografía: http://3.bp.blogspot.com


---------

Difunde: Ukhamawa Noticias
"Ukhamawa", en lengua aymara "Así es"

viernes, 3 de julio de 2009

Occidentalización, dañina para salud de indígenas



Revela un estudio que en los últimos años los pueblos indígenas han experimentado un fuerte incremento en los casos de obesidad y diabetes


EFE El Universal Londres

Jueves 02 de julio de 2009


La occidentalización del estilo de vida es catastrófica para la salud de los pueblos indígenas, que en los últimos años han experimentado un fuerte incremento en los casos de obesidad, dolencias cardiovasculares y diabetes tipo 2.


Así lo refleja un informe publicado en el último número de la revista médica "The Lancet", que alerta también del aumento de los problemas físicos, sociales y mentales que aquejan a estas poblaciones derivados del consumo de alcohol y drogas.


Los profesores Michael Gracey, miembro de la ONG Unity of First People of Australia, y Malcolm King, de la Universidad de Alberta (Canadá), explican que las condiciones en las que viven los 400 millones de indígenas del planeta suelen implicar unos niveles sanitarios muy pobres y que el contacto con los modos de vida de la sociedad occidental no han hecho más que empeorarlos.


Gracey y King centraron su estudio en la población aborigen de Australia, pero consideran que sus conclusiones son extensivas a la mayor parte de pueblos indígenas del mundo que, en su opinión, "deberían ser animados a asumir la responsabilidad en lo que se refiere a los asuntos que afectan a su salud".


Estos expertos constataron que las precarias condiciones de vida, la malnutrición y las infecciones se ceban especialmente en los niños de estos pueblos, que presentan con frecuencia problemas auditivos, deficiencias dentales, tracoma, diarrea e infecciones respiratorias.


Estos menores también están expuestos a enfermedades prácticamente erradicadas en el primer mundo gracias a los programas de vacunación, como el sarampión, las paperas, la difteria, la rubeola, la tos-ferina y el tétanos.


Otro grupo poblacional sensible son las mujeres embarazadas, que durante la gestación se ven sometidas a un exceso de esfuerzo físico y sufren anemia, infecciones del tracto urinario y diabetes gestacional, dolencias que no son atendidas médicamente.


El informe hace hincapié en que "la occidentalización de los pueblos indígenas ha causado un aumento alarmante de las enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida".


Las dietas con exceso de calorías, grasas y sal, combinadas con una menor actividad física y una predisposición genética, han causado, por ejemplo, que un 40 por ciento de los adultos aborígenes del noroeste de Australia tenga diabetes, un porcentaje que supera el 60 por ciento entre los mayores de 35 años.


Entre los niños indígenas de esa región son frecuentes los casos de sobrepeso o resistencia a la insulina en edades tan tempranas como los 5 años, mientras que entre los aborígenes menores de 17 años la tasa de diabetes es 18 veces superior a la que se registra en el resto de la población de la misma edad.


"De manera alarmante, las enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida se están incrementando un 25 por ciento en cada década. Es algo que se está convirtiendo en una catástrofe para la salud pública a escala internacional", se dice en el informe.


Gracey y King afirman que la solución pasa por adoptar medidas urgentes en materia de asistencia sanitaria a mujeres y niños, fomentar programas saludables de nutrición y prevenir y tratar las enfermedades infecciosas y las derivadas de los cambios de hábitos.